Clásicos: Orgullo y Prejuicio

Orgullo y prejuicio

TÍTULO ORIGINAL: Pride and Prejudice

AUTORA: Jane Austen

TRADUCTORA: Ana Mª Rodríguez

EDITORIAL: Debols!llo

NÚM. PÁGINAS: 440

PRECIO: 11,95 €

SAGA: -

OPINIÓN

Nunca había leído nada de Jane Austen antes, y eso que para muchos, es una de las mejores escritoras extranjeras. Y sinceramente, ojalá lo hubiese hecho antes, porque sin duda, ha sido una lectura para recordar.

Empecé a leerlo hace unos meses, pero entre los agobios universitarios y cosas por el estilo, no conseguía concentrarme demasiado. Porque las cosas son así: la narración es densa y, aunque no tienes que ser la persona más culta de este mundo para poder leerlo, es cierto que requiere más concentración que otros libros. Claro que llevo mucho tiempo estancada en el panorama juvenil, y es cierto que, después de haberlo terminado, me he dado cuenta de que justo necesitaba algo como lo que Orgullo y Prejuicio me ha brindado. Esto es, una lectura especialmente madura.

Es también, el aire de otra época, lo que más me ha motivado mientras leía. Me ha encantado empaparme de las costumbres, la forma de pensar y de matar el tiempo que tenían la burguesía y la nobleza inglesa de la época. Queda plasmado especialmente, la importancia de las impresiones, las opiniones ajenas y el “qué dirán”. Pero sobre todo, la crítica que la autora hace de los noviazgos y matrimonios. A mi parecer, los papeles más críticos son interpretados por la madre, Mrs. Bennet, que está especialmente preocupada de que sus hijas encuentren marido cuanto antes, y las pequeñas de la familia, Lydia y Kitty (la he puesto cara de gatito blanco con lacito rosa toda la novela, lo siento), atolondradas y despreocupadas, cuya única preocupación en la vida es casarse. Pero todos aportan su granito de arena, de un modo u otro, como Collins, que me ha parecido un insoportable de cuidado. Sin duda, la protagonista de esta historia es Lizzy, con sus exigencias y prejuicios, especialmente con Darcy, quien se empeña en mostrar orgullo por su situación económica y social. Y por último, quería destacar a Mr. Bennet, el padre de Lizzy, que me ha encantado porque aporta ese tono sarcástico y razonable que escasea a veces en la familia.

Tengo que reconocer que al principio no me gustó demasiado. No entendía por qué todo el mundo decía que era una obra fantástica. Me pareció un poco aburrida y, unido a la dificultad de la lectura y lo ya mencionado, tuve que dejarla aparcada. No obstante, a pesar de los altibajos de la primera mitad de libro, la segunda me pareció mucho más entretenida y atrayente. Así que, al igual que Lizzy, se podría decir que he aprendido a no fiarme mucho de la primera impresión, porque es cierto que al final he terminado disfrutando mucho de su lectura y enamorándome de la narración de la autora.